México en 50 años ha alcanzado un alto porcentaje de personas envejecidas, se espera que para finales de 2019 existan, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), 13 millones 900 mil personas mayores de 60 años.
Actualmente 6 de cada 10 personas mayores son mujeres, haciendo evidente una feminización del envejecimiento, con una esperanza de vida en promedio de 75 años: 78 años para mujeres y 73 años para los hombres.
Mientras más años sumamos a la vida, los cambios se hacen más evidentes en diversos aspectos, por lo que las necesidades también irán siendo específicas.
De la manera en cómo vivamos este proceso, podremos contar con los elementos biopsicosociales necesarios para adaptarnos de una mejor manera a dichos cambios.
La vejez es una etapa de vida que comienza a los 60 años y es considerada la última etapa de vida y forma parte del envejecimiento.
Para quienes trabajamos con y para personas mayores será indispensable que contemos con una idea clara de estos conceptos.
Las actitudes que frecuentemente mostramos a las personas mayores, se encuentran relacionadas con la percepción social que se mantiene de ellas y esta imagen a su vez determina en gran medida, la posición social en la que se encuentran.
Estudios hechos sobre la imagen social de la vejez, han concluido que la percepción social sobre las personas mayores es básicamente negativa.
En una sociedad como la nuestra que sustenta valores orientados a la fuerza, a la agilidad para el éxito y la conquista de bienes materiales, han dejado ver a la vejez como una suerte de desecho.
Esta visión despectiva sobre este grupo social, da origen a prácticas discriminatorias, que consideran a las personas mayores como diferentes a las demás, en sus opiniones, afectos y necesidades, a esta manera despectiva de ver a las personas mayores se le llama, desde la gerontología, viejismo, el cual puede poner a una persona mayor en un estado de vulnerabilidad.
En este sentido tenemos la responsabilidad de informarnos para tratar de manera digna, integral y sin discriminación a las personas mayores, considerándolas como sujetos socialmente activos, integrantes de la sociedad y portadoras de derechos.